No sé si se habrán fijado pero la gente no suele mirar de frente cuando habla por skype: difícil soportar la cara de pánfilo que se te pone enfocado por la cámara del PC. J.J. Cadenas sí mira de frente y me pide que le mire: así es como le gusta a él enfocar la realidad, de frente y sin escrúpulos. Esto precisamente es lo que acaba de hacer en la primera parte de lo que promete ser una larga saga: Spartana (editorial Espasa).

Desde el conocimiento científico (es físico de partículas, profesor de investigación del CSIC, dirige el experimento NEXT en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc en torno al neutrino), ha elaborado una ficción muy realista sobre el futuro que nos espera. Creando una situación distópica (anti utopía o utopía negativa), alerta sobre lo que sucederá si no le ponemos remedio: la democracia se extinguirá y los totalitarismos impondrán un orden donde los recursos serán de muy pocos, que vivirán aislados y protegidos de la masa paupérrima. No viaja muy lejos el científico para dibujarnos este paisaje: Madrid, año 2060; Europa se ha desmembrado en tres áreas, dominadas por el poder energético de Rusia, mientras EEUU e Inglaterra se constituyen en el polo opuesto de poder, igualmente fundamentado en sus recursos combustibles. Una brecha insalvable separa las ciudades opulentas, férreamente protegidas, y su extrarradio hambriento y despiadado, donde la energía es un artículo de lujo, no un bien primario.

Pero desde este planteamiento orwelliano, transita el autor hacia el positivismo de su otro gran referente: Julio Verne. La ciencia hará finalmente posible un renacer de la humanidad. Lo hemos cazado al vuelo, en medio de sus viajes planetarios para coordinar su experimento, que demostrará que el neutrino es su propia antipartícula y que gracias a ello la humanidad existe. Estaba Juan José Gómez Cadenas de paso por Valencia, su base de operaciones, su casa familiar.

 

P – ¿Qué indicios tiene para creer que lo que va mal, o sea todo, irá mucho peor?

R – Los indicios están en la prensa diaria: hay una evolución hacia un mundo bastante conflictivo. Spartana surge de la confluencia de tres factores que me preocupan: la inevitabilidad de una crisis energética como nunca hemos conocido; puede suceder en 5 o en 30 años, pero los recursos petrolíferos se agotarán. Hasta ahora nos hemos repuesto de las crisis porque la energía es gratis, es más barato un litro de petróleo que uno de agua mineral, pero el día en que empiece a ser muy cara el mundo se quedará sin recursos, incapaz. El segundo es la creciente desigualdad entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. Y el tercer factor es el resurgimiento económico y político de Rusia.

P – Según su cronología, la Gran Depresión aún está por llegar y se la espera para 2018. ¿Pero no nos estábamos recuperando?

R – La fecha es arbitraria, pero la depresión no será resultado de un ciclo económico habitual, sino del agotamiento de recursos fósiles. Hemos ido encontrando nuevos recursos, como el gas natural o el cracking, y aplazando por tanto la depresión, pero un mundo con 7.000 millones de habitantes donde chinos, indios, americanos se pongan a consumir, está abocado a agotar sus fuentes energéticas, porque no parece que seamos capaces de sustituir nuestra dependencia del petróleo más allá de alternativas anecdóticas, como es el gas natural.

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