¿Sabías que hay un laboratorio subterráneo en Canfranc? Se trata de una instalación científica ubicada a 850 metros de profundidad bajo el Pirineo y en la que se investiga la materia oscura, esa gran desconocida que forma el 95% de la masa del universo. ¿Y por qué bajo tierra? Para aprovechar el filtro natural que crea la montaña frente a la radiación, ya que allí hay un espacio mucho más puro que en la superficie terrestre y eso permite estudiar distintos fenómenos sin interferencias.
“Sólo conocemos el 5% del total del universo, el 95% es esquivo. Hay cúmulos de galaxias girando y, supuestamente, deberían salir despedidas, pero hay algo que las atrae y las contiene. Una hipótesis es que un 27% sea materia oscura. Si se descubriese, pasaríamos de conocer el 5% del Universo a conocer el 32%”, explica Alberto Bayo, técnico físico-electrónico del laboratorio, mientras nos guía bajo las bóvedas del túnel, entre jaulas de Faraday, una sala blanca similar a un quirófano -aunque aquí se trata de aislar el ambiente de la radiación, no de los gérmenes– y varias estancias pobladas de ladrillos de plomo, bombonas de distintos gases y todo tipo de instrumental científico.